Para explicar el fenómeno, es fundamental aclarar qué significa la asexualidad. Expertos como el británico Phillip Hodson o la española Pilar Cristóbal lo han abordado durante años. Su trabajo, y el de otros seis colegas, lo han definido en trabajos publicados en el último lustro. Consiste en la falta de interés por el sexo sin que medie ninguna enfermedad. Son personas para las que el sexo no es una prioridad ni una necesidad, aunque pueden mantener relaciones satisfactorias. Simplemente, pa-san. No tienen contactos íntimos o los viven de forma muy esporádica. No se consideran enfermos, no quieren ayuda ni tratamiento. Pueden mantener relaciones «sentimentales» y se declaran «más felices». No asumen castidad ni abstinencia, puesto que pueden romper su condición cuando quieran. No sienten ningún compromiso personal. Es una preferencia.
Los asexuales no sufren dolor ni disfunción, ni una ausencia patológica de deseo, ni trauma. Tan sólo ignoran de forma voluntaria su faceta sexual. Esta condición puede darse, por igual, en heterosexuales y homosexuales.
Todos los trabajos publicados en los últimos años coinciden en señalar que un 3% de la población es asexual y que esa proporción ha existido siempre. Incluso, hay listado de célebres asexuales como Isaac Newton, Hans Christian Andersen o Kafka, quienes en vida manifestaron su inapetencia sin que conste ninguna enfermedad.
Estas personas se sienten «presionadas u obligadas» por los omnipresentes mensajes eróticos que dicen recibir de la publicidad, los medios de comunicación, las artes y, en general, la sociedad.
P.D. Ahora, tolerancia mutua por favor.
GATO PERSA, LA MUCA INSANA

miauuuuuuuu
jueves, 15 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
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