GATO PERSA, LA MUCA INSANA



miauuuuuuuu

sábado, 30 de noviembre de 2013

Sueño de hoy. Wiii por fin un sueño que recorde


Creo que hay algún mecanismo que suprime que recuerde lo que sueño en el cubil. Hoy me dormí un rato en la cama de mi mamá y soñé montón de cosas que puedo recordar.

Soñé que iba de visita al colegio donde estudié la primaria y secundaria. Era un día especial, una festividad o aniversario. Yo estaba allí por un cierto trabajo de la universidad que consistía en ir al colegio de tu infancia y observar los detalles de la arquitectura y la decoración del lugar. Se supone que iba a estar todo el día allí, aprovechando que era dia festivo y al parecer daban almuerzo a los ex alumnos.

Temprano en la mañana vi en las graderías a Beto Ortiz, lo cual me pareció curioso, pues ignoro que tendría que hacer en mi colegio. Di varias vueltas tomando apuntes y hacia el almuerzo quise hacer mi cola para recoger buffette, pero era larga y desordenada y ni siquiera había platos ni cubiertos suficientes. La gente estaba tan desesperada que incluso estaba usando fólderes de plástico como bandejas y comían con las manos. Pero la cola se vació porque en el estrado comenzaba la actuación de un grupo musical tipo One direction pero de unos chibolos de acá que se hacían llamar “Los perritos”. El manager de Los perritos, un chico muy joven que apenas era unos años mayor que los integrantes de la banda,  estaba justo delante de mí en la cola del almuerzo y le contaba a otras personas que les iba muy bien haciendo matinées para los colegios de chibolas. El nombre de la banda era porque los chicos de Los perritos, para causar Moe en sus admiradoras, se identificaban con razas de cachorritos, según sus características y persoalidades.

Finalmente tras el atropellado y deficiente almuerzo, me volví a encontrar en la tarde con Beto Ortiz, que se encontraba solitario leyendo las garrapateadas de una pared llena de graffitis. Me vio acercarme y abrió los brazos en gesto de que iba a darme un abrazo de saludo y muy emocionado me dijo hola, cual una persona conocida a quien no ve hace mucho y no esperaba ver. Yo pensé que era muy amable porque seguro tiene que saludar así al público que le aborda en la calle. El sin embargo señalo una garrapateada del muro y dijo, que coincidencia que justo estuviera leyendo tu nombre. Y en verdad, era mi nombre en letra primariosa hecho con lapicero de color naranja.

Le comenté la razón por la que estaba en el colegio, y seguimos caminando mientras le hacía de guía del edificio. Pero era mucho más grande que antes, al menos el triple. Las paredes aparecía llenas de citas de pensamientos y al pié ponía el nombre de filósofos, científicos y gente así. Yo le comenté a Beto que nunca antes había reparado en ello.

Entonces la arquitectura cambió drásticamente y pareció como que habíamos retrocedido en el tiempo. Escuchamos a 3 personas, encerradas en un cuarto. Decían que estaban castigadas, y les habían dejado un largo tubo trasparente que remataba en una aguja para que uno de ellos se lo clavara en la mano voluntariamente. Quien así hiciera recibiría un veneno que no le mataría inmediatamente, sino que lo haría al día siguiente al atardecer. Si en la mañana venía su “amo” y veía que nadie se había sacrificado voluntariamente, los mataría a los 3.

Pero lejos de pasar lo que pasa en el juego del miedo, uno de ellos, un muy humilde hombre de mediana edad, con esposa e hijos, tomó la aguja y se la puso. Hubo unos segundos, en que a través del tuvo trasparente se veía un líquido verdoso acercarse. Había otro hombre, más joven y de mejor situación económica, sin familia, pero de aire triste que luego confesó que no valoraba mucho su vida y se deprimía constantemente. Durante esos segundos se lo pensó en ir y arrancharle la aguja al primero y ponerse en su lugar, pero lo pensó demasiado, apenas había tenido menos de 3 segundos para haberlo decidido y el miedo lo había detenido.

Al final cuando el primer hombre recibió el veneno, la puerta se abrió y los hombres salieron. Entonces el hombre envenenado nos dijo la parte más cruel del castigo y era que sabiendo que tenia 24 horas de vida, tenía que venir a trabajar desde la mañana a la tarde del día siguiente y llegaría acaso justo a casa para morir en brazos de su familia. Yo en su lugar me habría tirado la pera, pero creo que él no tenía siquiera instalado ese concepto. Al parecer no era un siervo, sino un esclavo.

Luego Beto y yo caminamos más allá y encontramos a personas paupérrimas cosiendo, tenían las manos recubiertas miles de pequeños cortes poco profundos.  En el lugar, en pequeñas covachas vivían con sus familias. Había mucho aserrín en el piso, cuya utilidad no entendía, pero todo el ambiente olía profundamente a aserrín y a pelusa del hilo.

Se nos acercó un hombre grande y musculoso que imponía miedo, calvo, feo y con tatuajes. Tenía muchos hijos en varias mujeres. El mayor era ya un hombre adulto y el menor había sido un bebé de un año y medio. Pero sus 3 menores hijos habían muerto el día anterior. Nos contó la historia.

Sucede que “su señor” no le gustaban 20 perlas maravillosas que había adquirido hace tiempo y le encargó al hombre destruirlas, porque era tan envidioso que no quería botarlas enteras para que alguien rebusque en su basura y luego las posea. Al hombre tatuado se le ocurrió hacer un gran hoyo en el piso de tierra y prenderles fuego, se formó una gran hoguera y al final de las 20 perlas sin embargo había sobrevivido intactas 11 perlas. Pero la tragedia había sido que sus niños más pequeños,  habían caído al fuego y murieron calcinados.

Para mi quedaba claro que la culpa de la muerte de los pequeños era del propio hombre o sus madres, que los dejaron sin vigilancia en las cercanías de un agujero lleno de fuego. Pero como echarle la culpa a la cara a un hombre tan dolorosamente abatido. Beto le dijo que ya que él había cumplido la orden y todos habían visto que intentó destruir las perlas y había sufrido esa tragedia, nadie le podría acusar de robo si se quedaba con las 11 perlas que estaban intactas.

Pero el hombre tatuado sufría por las almas de sus 3 pequeños, decía que se habrían perdido en el limbo y que él quería que toda su familia volviera a reencarnar junta. Decidió que sus mujeres con las perlas eran perfectamente capaces de criar a los niños que quedaban. Pero era su responsabilidad de padre el ir a salvar el alma de sus pequeñitos y mostrarles el camino para en la próxima vida de todos reencarnar juntos y seguir siendo una familia. Así que casi sin pensarlo y delante de nosotros, tomó una cuchilla y se mató, cayendo su cuerpo sobre los restos de los pequeños que estaban velando.

Fue cuando vi esto que me desperté y seguí un rato más con los ojos cerrados pidiendo que por favor, no se vaya apenas los abriera. Y funcionó.

domingo, 3 de noviembre de 2013

El castigo

Yo quería ser como Lucifer y como Caín, mis personajes favoritos. Quería dejarme llevar por el vicio, la tristeza y el huracán de la vida a flor de piel. Quería ser hermosa y maldita, como los poetas. Escuchar a Tom Waits, que se parece al diablo. Y a Morrissey, que sabe todo lo que nunca cuentas. Y jazz, claro, para enamorarme de una chica hecha de luz como la maga, y también de un chico echado a perder, pero bello como Dorian Gray. Sonreírle a la muerte, hablar como Oscar Wilde, habitar la noche. Yo quería ser parte de un mundo glamoroso y decadente y mirarlos a todos con los ojos de Bette Davis. Yo quería ser el personaje de una novela, o la diva noir de una película, aún si la película fuera Sunset Boulevard. Joder, aunque sea quería ser una chica Almodóvar. Yo quería intensidad, voluptuosidad, desenfreno, caída y destrucción. Vivir, sentir y perderme. Sin control, sin límites, sin arrepentimientos. Volverme loca y matar a alguien, amar como si no hubiera un mañana y odiar y reclamar venganza, y tener un bebé y suicidarme tirándome al vacío desde un edificio, gritándole al farsante que no me amó “Tú tienes la culpa de todo esto”. Pero así no es la vida. Así no debe ser la vida. ¿Por qué eres un ser desesperado, autodestructivo, necio, violento, delirante y brutal? ¿Por qué siempre te haces daño?, ¿por qué siempre haces daño?
 
*********************************************************************************************************

En esta vida vas a tener una familia normal. Amorosa, educada, equilibrada. Un padre, una madre y dos buenos hermanos que te quieran y te aprecien. Un buen colegio, unas cuantas fieles amigas, talentosas y buenas. Un barrio decente, una carrera universitaria, un trabajo sencillo y estable. Te rodearemos de cosas lindas y tu vida será fácil, tranquila, cómoda y feliz. ¿Acaso no está bien?

Te daremos reglas, valores, leyes, paradigmas, conciencia, culpa, represión, timidez, introversión, stress, fobias y miedo, lo sabemos, no es tan agradable, pero los necesitas, necesitas límites, los más posibles, porque tú sin límites te desgracias, Lucita, te desgracias.

Te vamos a dar un cuerpo que tienes que cuidar bastante, porque será frágil y enfermizo. No aguanta ni amanecidas ni excesos de sustancias, ni tratos bruscos ni abusos. Tiene muy baja tolerancia al dolor, se descompensa fácilmente. Sí pues, fastidia, pero es por tu bien, con un cuerpo fuerte y sano te malogras, Lucita, te malogras.

Además, lo sentimos, pero debemos quitarte tus armas de seducción, no es conveniente para ti la belleza. La usas para manipular y para herir, para salirte con la tuya y lograr tus venganzas. Aprenderás a ser humilde y discreta si tu apariencia es modesta. Sí, sabemos que te jode, pero cuando eres guapa te pierdes, Lucita, siempre te pierdes.

Y no vas a poder tener hijos. Los abandonas, los maltratas, los malcrías hasta que se vuelven monstruos, los usas para chantajear a tus amantes, para obtener dinero o dar pena. Eres una pésima madre, permitimos tu necedad demasiado tiempo, pero ya no más. El último se te murió de hambre porque te olvidaste de él, y al anterior lo mataste tu misma porque estabas borracha. No, la hija de puta eres tú, Lucita y se acabó, es lo que hay.

Ahora, aprende a vivir de forma decente, sin hacer daño y sin hacerte daño. Domestícate.

¿Si no puedes soportarlo? Fallarás, no vamos a dejar que te suicides esta vez.

En los gatos, Lucita. Cuando te gane la desesperanza, piensa en eso. Eres un gato. Una fiera en un cuerpo ridículo y pequeñito; que pretende ser salvaje y solo consigue ser tierno; que tiene un concepto demasiado grande de sí mismo, pero solo es un animalito de compañía que depende de los demás. Ahora eres nuestro gato, pero haremos que cuando lo pienses te haga sentir bien, hasta te va a gustar, lo prometemos.