Quieralo o no, los zoolians han
sido, son y serán parte importante de mi vida. La cosa salida de mi cabeza que
más consistentemente me ha perseguido.
Yo tenia entre 19 y 20 años
cuando se me ocurrió escribir una historia original, quería pasar el rato
escribiendo yaoi XD, pero no me sentía conocedora especialmente de alguna serie
como para hacer fanfics o doujinshis, así que me lo iba a inventar todo yo. El
tema era muy crap y los personajes, terriblemente cliché, pero apareció esta
idea por en medio.
Quería que mis personajes fueran
especiales, que tuvieran alguna clase de poder y de secreto. Los zoolians eran
eso, un poder y un secreto a la vez. La idea simplísima, gente que se pudiera
transformar en un animal y luego regresar a su forma original. Ta dá!. Pero la
idea se fue perfeccionando a si misma sola, como una bola de nieve.
Luego ya no era un poder al azar
de unas personas; era una raza de gente, viviendo escondida entre las personas
normales. Luego más, no era cualquier animal, era una suerte de tótem, que
correspondiera con la energía espiritual de esa persona. Luego esa gente
emanaba un campo de fuerza, que hacía que los de su misma raza los pudieran
reconocer así fuera la primera vez que los vieran.
Luego estaba escribiendo tratados
seudocientíficos para explicar a qué se debía, cómo operaba y cómo surgió la
mutación XD. Luego estaba escribiendo tratados seudohistóricos para explicar el
origen de las diferentes familias de zoolians alrededor del mundo.
Luego empezaron las
clasificaciones tipo Harry Potter, en un tiempo en que aún no habían escrito
Harry Potter. Así había zoolians “de sangre limpia”, luego estaban los “hibridos”,
una especie de “sangre sucia”, que vendrían a ser mezcla de zoolian con humano.
Luego estaban “los vacíos” que equivaldrían a los squid, los hijos de padres
zoolians que nacieron sin el poder de transformarse. Y finalmente los “zooticos”
que tenían una especie de enfermedad de nacimiento, en que nacian con forma de
animales, y no podían cambiar a su forma humana, pero tenían inteligencia
humana. (sí, la zoosis fue una idea muy perturbadora)
Luego comenzaron las maldiciones,
estaba la historia de “los ojos dorados” que eran una especie de cualidad casi vampírica,
que fascinaba a las personas, pero las atraía hacia la locura o hacia una trágica
y violenta muerte. Luego estaban “los mitos”, que se transformaban en animales
imposibles, hechos de fuego, de hielo, o de sombra, sobre quienes caía la mala
suerte y a quienes sus familiares rechazaban con espanto.
Lo que escribía llegó a ser un
compendio que seguía a los zoolians por generaciones, los temas ya eran casi un
pretexto solo para seguir desarrollando qué pasaba con ellos, pues habiendo
comenzado por en medio, se me iban ocurriendo lo que pasaba antes, con los
padres, con los abuelos; y lo que pasaba después, con los hijos y los nietos.
Hasta que todo terminó en que los humanos los descubrían, los cazaban y
exterminaban la raza. Cuando murió el último de los zoolians, fue como que me mataron
a mis hijos, y ya no escribí nunca más. Tenía entonces 25 años. Los zoolians habían
sido una especie de obsesión para mí, casi al punto que rayaba en casi creer en
su existencia, durante casi 6 años. Justo los años en que había conocido a Ada
hasta que nos peleamos y no volvimos a amistarnos más. A veces pensaba que
escribía para ella, para tener con que replicarle. Sus Karayel y mis Zoolians,
a pesar de sus diferencias, tenían un trasfondo parecido. Eran historias
familiares, de generaciones de familias disfuncionales, que producían
individuos desadaptados, solitarios y tristes, a quienes no paraban de
sucederles desgracias, a pesar de que en teoría, manejaban un gran poder y eran
superiores a quienes les rodeaban.
Cuando nos reuníamos, conversábamos
sobre ellos, como si fueran personas que conociéramos, contándonos que les había
pasado últimamente. Ella sentía una fascinación por los míos y yo sentía una fascinación
por los suyos, era un vínculo extraño, pero eso me hacía admirarla y por
primera vez sentir que alguien me admiraba a mi. Cuando llegó un momento que
hicimos un crossover entre las dos historias, habíamos perdido la línea de lo
que era real y fantasía, de lo que era mío y lo suyo, de quienes eramos
nosotras y quienes nuestros personajes.
Ahora sé que yo del que me enamoré fue de Arrakis Karayel, no de ella. Y
ella, se enamoró de Pantera, no de mi.
Pero lo más curioso es que esa
experiencia se parece mucho a la plática astraloide de Lili. Hablar de los
inmorales y los shamanes como si fuera gente que yo conociera. Gente de una
especie de raza escondida, confundida entre los humanos normales, pero con una
energía especial que los hace reconocerse entre sí aunque sea la primera vez
que se ven. Gente a la que nos referimos aludiendo a un animal que es su tótem.
Gente que es sangre limpia, sangre sucia o squid. Gente que está repartida por
el mundo en colores y en familias y que está allí desde siempre. Gente por la
que muchas veces los muggles sienten una extraña fascinación. Gente a la que
muchas veces sus inmorales les traen más desgracias que otra cosa.
Yo a veces siento que el chisme
astraloide es la versión reloaded de algo que ya venía haciendo hace mucho, reinventándose
pero mejorada, tal vez por eso, casi nada de lo que me digan me perturba o me
asombra. Lo único diferente es que esa conexión weird que tenía con Ada, se
quedó con Ada. Ahora vivo muy desvinculada, como que me río y me divierto, pero
neta no es mi asunto. He perdido la fascinación y mejor. Mi shamandar siempre
ha sabido donde apuntar y siempre sentí la fascinación que sienten algunos
muggles cuando están frente a un shaman o una persona astraloide, pero eran
todos gente que no conocía en persona, actores o cantantes y gente famosha.
Cuando conocí a Ada, sentí como la vez que Fox Mc’ Dowell conoció a Koi Cciatranne
(mis dos personajes principales XD), la energía de alguien reconociendo a otro
de su misma raza, entre un mar de muggles. Fue un sentimiento tan fuerte, tan
profundo y tan extraño, que lo confundí con amor, porque no sabia lo que era y
nunca había sentido una cosa así antes. Pero creo que era algo que tenía que
ocurrir, como practica, para el desawebe.
Los zoolians siempre van conmigo,
porque tomé una identidad zoolian, soy el gato, Koi Cciatranne, por todo lado
al que voy en internet. Así como soy la bruja roja, la gata persa. Ya vez, que
todos los astraloides también tenemos una forma animal.