Fuí con Jay al Xibalbá a visitar a Kowatha en prisión. Las cavernas del Xibalbá, una larga sucesión de recovecos oscuros, una parte se habían derrumbado esa vez que se liberó Itzayana de su maldición de piedra. En ese lugar que ya había quedado limpio, habían construido una celda, no sé con qué oscuro propósito, pero de momento allí mantenían a Kowatha. Para llegar hasta allí, Ah Puch nos entregó un fueguito que voló delante de nosotros indicándonos el camino, mismo que nos esperaría al salir.
Nos estuvimos aún en un rellano, todavía no frente a él, ya lo habíamos conversado. Conectaríamos a Talullah al Kushan Xuun como esa vez lo hicimos en casa con Firat. Nos tomamos de las manos y rezamos al Gran Espíritu. Los rayos de luz nos envolvieron, con su energía cosquilleante, caminamos hacia la celda. Kowatha estaba encadenado en sus tobillos y a la pared, sentado, mirando al piso, distraído, ni siquiera notó nuestra presencia y era evidente que tampoco veía al Kushan Xuun.
Entonces la escuchamos. No era lo que esperábamos, en realidad.
- Y te dejaste ganar como un imbécil!, eres una vergüenza, Kowatha! Ahora nos van a matar por tu culpa.
- Hay ya cállate, porquería! Gritó Kowatha con desesperación, mesándose los cabellos, recién entonces levantó la vista y se dió cuenta de nosotros.
- Qué haciendo, Hiathawa, primera vez que eres tú el que me visita. Viniste a regodearte?
Yo miré a Jay y negué levemente con la cabeza. Habíamos acordado no informarle que podíamos escuchar a Talullah para ver cómo se comportaba naturalmente.
- Te dije que estarías aquí hasta que rescatemos a Talullah, le dijo Jay
- Esa quien es?
- Jay tampoco le había puesto nombre a la suya, de todo me tengo que hacer cargo yo, le respondí a Kowatha.
- Entonces qué? Tres mil años de prisión para mí? Mátamos de una vez, mejor.
- Cállate, idiota, en ese tiempo hasta tú encontrarás la forma de escapar de aquí, le dijo Talullah. Hicimos como que la ignoramos y Jay siguió hablando.
- Hemos averiguado una manera mucho más drástica. Un ritual de resurrección. Solo tendríamos que extirparla e inmediatamente sacrificarla junto con energía y una gema hija de ella.
- La única hija que tiene es Onatah.
- Tu halcón familiar no nos sirve, Kowatha, tiene que ser un hijo o hija humano.
- Entonces no tiene ninguno.
- Pero la podría tener, verdad? Nos sirve una gema de un mes, dijo Jay.
- Qué me van a hacer?! Se revolvió Kowatha en sus cadenas instintivamente, pegándole a la pared.
- Tu qué crees que te van a hacer, Kowatha?! Le dijo Talullah, sonaba cínica, casi divirtiéndose.
- No, no voy a dejar que me toque ningún asqueroso.
- Basura egoísta, qué te costará, ya estás acostumbrado o no?! De niños, papá se cansó de darte a cada rato. Se burló Talullah, sin un ápice de compasión.
- Lo qué? Se quedó Jay, consternado, mirándome con los ojos como platos, más asombrado ahora que veía que yo no estaba sorprendida. Es eso cierto?! Tú sabías, Lupita?!
- Si es cierto, algo sabía. No lo conté por respeto a Kowatha.
Kowatha se mosqueó mirándonos.
- Ustedes escuchan lo que ella dice?!
- Si, le respondí. La conectamos al Kushan Xuun, es nuestro don dado por el Gran Espíritu, así podíamos hablar con los mellizos parásitos y los animales familiares.
Hemos escuchado cada horror que esa mujer malvada te ha dicho desde que entramos aquí. Ni siquiera se conmueve el abuso que sufriste en la infancia. No vamos a salvar una persona así.
- Maldita puta!!!, me gritó Talullah. Te haces un ejemplo de moral, tú le pusiste el cuerno a tu esposo, te cogiste a mi hermano en el bosque del Pedernal!!.
- Ya lo sabía, y la perdoné. Le respondió Jay.
- Sabías eso?, se sorprendió Kowatha. Y no fuiste a tratar de matarme antes?.
- Hasta eso estuve dispuesto a dejártelo pasar. Pero continuaste.
- Ni siquiera fue mi idea, a ella se le ocurrió.
- Cobarde! Llevabas años obsesionado con matar a tu gemelo, y luego también te obsesionaste con su estúpida mujer!
- Cualquier mujer es mejor que un bicho insoportable como tú!
- Son tal para cuál. Yo no los voy a matar, dijo Jay. Nos vamos. Le avisaremos a Ah Puch que puede programar su ejecución en cualquier momento.