Todo el día durmiendo.

Todo el jueves me lo pasé durmiendo. Y digo todo, porque así fue, apenas si me levante para almorzar, volví a dormirme, me levanté para cenar y volví a dormirme. El día anterior había sido la actividad por el día del trabajo en la oficina, y luego el concierto de Miguelito, y yo traía un cansancio acumulado tal, que a poco de llegar a mi hogar (a las 12 de la noche) casi me desmayo. Pero eso lo cuento en otro post.

El caso es que de todo lo que dormí y soñé solo me acuerdo esto: En este sueño yo era negra, sí, negra O.o. Estaba con la ropa de negra estilo doña pepa. (A saber según Mele hay 2 estilos de ropa de negra: “Doña Pepa” y “Sibarita” ), bueno, parece que tenía que salir y tomé un bus. (un bus art decó de color amarillo, que por dentro más parecía un ovni -__-), la cosa es que me bajé apenas subí y pedí disculpas al cobrador, que me había equivocado y tal.

Así, bajé del bus y fui a una casa, entré y allí le hable a una señora joven cuyo rostro no recuerdo, pero su voz era muy amable. Le dije que no me acordaba donde era el Hotel Bolívar y que me iba a perder. Ella me mencionó lugares, un paseo largo con farolas, un parque muy grande, un museo de arte, un puente con escaleras con barandales decorados, me insistía, “no te acuerdas?, si ya hemos ido antes”. Pero yo como que me acordaba y como que no, y le decía es que me voy a perder, no me acuerdo.

Y ella me preguntó, pero tienes dos boletos, no? Y yo le dije que sí, pues en el bus había mirado 2 boletos y los había metido en mi bolsillo. Y ella me dijo, “Entonces, llévate contigo al niño” y vino un negrito como de 8 o 9 años, con unos ojos enormes y una carita de bueno. El niño era muy despierto y la señora le dijo si se acordaba bien como llegar al hotel Bolívar y él le dijo que sí, y que me acompañara.

Entonces pasó por allí el patrón de quien tampoco recuerdo el rostro, pasó subiendo una escalera, nos miró, hizo un mohín de disgusto y se fue. Recién entonces caí que la señora con la que yo hablaba tan familiarmente como si fuera mi amiga y que le hablaba al niño como si fuera su madrina, era en realidad la patrona.

Entonces ella me dijo apúrate, yo tomé de la mano al niño (que no era familiar mío, por ahí se me pasó mentalmente que era hijo ilegítimo del patrón, porque era muy lindo y muy educadito para ser un criadito), y me fui con él.

Luego de despertarme, cosa extraña, recordé el paseo de las farolas, el puente y el parque. Los había soñado hace tiempo, una vez que soñé que me perdía en el centro de Lima y moría atropellada por la 73 A.

De allí no recuerdo otro sueño, hasta hoy en la mañana que estaba soñando que revisaba mi correo y leía comentarios de Lili en mi blog. Así que iba al blog a contestarle. No recuerdo que decíamos, porque cuando olvido un sueño lo único que me queda de él son los sentimientos. Y el sentimiento era como de intranquilidad, fastidio, tristeza, una cosa así. Solo recuerdo el último mensaje de Lili que era “igual, yo quiero seguirte viendo, y quiero que todos volvamos a ser felices como en el verano del 85”

Y allí me despertó violentamente el despertador. Éramos felices en el verano del 85? Pues yo tenía 5 años, todavía no empezaba el colegio, no había nacido aún mi hermana Silvia, no había ocurrido aún la hiperinflación de Alan y además se sabía poco o nada del terrorismo. Sí, es muy posible que haya sido feliz en el verano del 85.