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La verdad es que no sé que tengo que no consigo ser feliz. Tal vez sea una crónica falta de costumbre. Porque me pasan cosas buenas, y lindas, todo el tiempo. Mi vida es fácil, sin problemas. Y sinceramente, no lo consigo. Tal vez, no le pongo empeño suficiente, aunque no es eso. Es que la vida y la aspiración de felicidad a la que nos acostumbran a aspirar es un fin irrealizable en el que estamos condenados a fracasar. Así que nos conformamos o lo bloqueamos. Y yo soy buena para conformarme, y suelo estar contenta con más bien poco. Pero a veces, cuando estoy sola, o profundamente aburrida, aflora ese resquemor de adentro, que me retumba y me dice, "estoy triste". Entonces, hago lo que el resto de la gente que trata de conservar la cordura y lo bloqueo. La mejor forma por supuesto es buscandose mejores cosas en qué pensar. O simple y llanamente, otras cosas en que pensar. Voy y me busco una obsesión nueva para distraerme, alguna cosa enfermiza de la que colgarme para mantener alejado ese resquemor de tristeza.

Pero cuando tengo tanto estúpido tiempo libre, y nadie con quien compartirlo, es que me pongo especialmente triste y entonces ni siquiera tengo fuerzas ni para buscar con qué bloquearlo. Esos días son los que me derrumbo y me quedo encerrada en casa sin hacer absolutamente nada y sin ganas de ver a nadie. Entonces voy y busco una peli de gente deprimida o loca o enferma o freak, para sentirme menos miserable que alguien.

Yo ni siquiera aspiro a ser feliz, solo quiero escapar de ese resquemor de tristeza, que me vuelve solitaria, ensimismada, rara y huraña. O tal vez sea al revés y es porque soy todo eso que me provoca esta tristeza.  Pero estoy un poco harta, de confiar en que la tristeza se me va a pasar cuando solucione algo, pero al final los problemas se van solucionando y la tristeza siempre se queda. Ya simplemente no sé si estoy triste, o soy triste; y creo que parece ser lo segundo.