Estaba volviendo de un breve paseo por los alrededores de mi casa onirica cuando lo vi de nuevo ahi, entre los árboles de mi jardín. Mi serpiente del Edén otra vez en el mismo lugar donde lo conocí. Parecía haber estado esperandome ahi hace horas.
Pensé correrlo a gritos, cómo se atreve?! Ya no tienes poder sobre mí, ya no me conmueven tus ojos, tu voz ni tu sonrisa. Ya no me importa si te mueres mañana. Ya no hay nada en tí que sea mi debilidad. Abrí la boca para decirselo, pero me había equivocado.
Desde el centro de la galaxia, la conexión que me vincula al corazón de mi princesa colibrí rebotó en mi cabeza, aún sigo entendiendo sus palabras en mi cabeza, acaso se quedará así o también se esfumará con el tiempo? Y me había equivocado, porque ella es justamente lo unico de él que aún me conmovía.
Kaan no habló, ni me miró siquiera, estaba derrumbado, hecho escombros. La voz de Huitzin llegó a mi cerebro con fuerza.
-Luz!!. Ayúdame por favor. me han hecho daño, Luz, sollozaba suplicante.
Y yo tuve que contenerme para no golpear a Kaan. Por ser tan descuidado, tan estúpido, por no haberla defendido. Por no haberse defendido. Porque, maldición, es que el cuerpo de él es el mismo cuerpo de ella,mi quimera de dos conciencias. Es que no puedo ni echarle la culpa... Lo abracé. El se puso a llorar, le abrí la puerta y lo dejé pasar.
Y luego estuve todo el resto de la noche consolándoles y acariciando sus cabellos hasta que se calmaran y me lo pudieran contar todo. Y me lo contaron, menos quién diablos fue, porque saben que si me lo dicen, yo voy,lo encuentro y lo mato.Por los dioses que lo mato.
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