GATO PERSA, LA MUCA INSANA



miauuuuuuuu

miércoles, 25 de diciembre de 2024

El divorcio

 Escuchamos desde lejos los cascos de un caballo, acercándose a la casa. 

Kaan abrió la puerta y salió al umbral. Molesto y combativo.

Quicré detuvo su caballo pinto, el mismo con el que hace un par de años me había raptado de la pirámide de Ah Puch. Se bajó del caballo y levantó un pañuelo blanco en señal de tregua.

- Voy a ver qué quiere, le dije a Kaan y me acerqué a dónde estaba Quicré.

- Y ahora qué?! Te dije que no queremos saber nada de tí.

- Fui al Mapu, Lu. Presenté la reclamación... de divorcio. Me la concedieron porque alegué... que eres completamente estéril. No mentí. Y es un argumento válido de divorcio mapuche.

- Genial. Y entonces, eso es todo?

- Tengo que devolverte a tu padre y, él tiene que devolverme lo que le pagué por tí.

- Eso fue un saco de canela. 

- Si bueno, el pollo y el gomiboing te los perdono.

- Entonces?

- Tengo que llevarte en el caballo y dejarte en la pirámide de Ah Puch. Son formalidades.

- Vale, espérame que les tengo que decir.

Regresé a la casa a despedirme de Kaan y Huitzin. 

- Me está dando el divorcio! Tengo que ir con él un rato, pero volveré. Sus rostros brillantes de alegría, les di un beso a cada uno y volví a salir.

- Bien Kiki, llévame. Me monté en el caballo y nos fuimos.

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- Don Ah Puch, podemos subir?

- Qué están haciendo? Suban mijos, qué pasó?

Subimos. 

- Don Ah Puch, le devuelvo a su princesa. 

- Nos estamos divorciando papá. Tienes que devolverle la canela.

- La canela? Huy ni idea. Metz?! Sabes dónde quedó la canela de Quicré?

- Se están divorciando, chicos? Bueno, ustedes ya hace tiempo que estaban separados. Ven conmigo, Quicré.

Esperé que Meztli y Kiki se fueran para hablar con Ah Puch.

- Papi, ya hablaste con el Quetzal? 

- Sí, pero tienes que ir primero para que te evalúe.

- Tiene que ser lo más pronto posible. Crees que en dos semanas esté bien?

- Lo arreglaré para entonces, mi corazón. Estás segura que quieres eso.

- Muy segura. 

Quicré y Meztli volvieron.

- Entonces, muchas gracias por todo, don Ah Puch. Yo lamento si hice algunos destrozos por aquí. 

- Qué vas a hacer ahora, Quicré?, preguntó Meztli.

- Me regreso al Mapu, po. Voy a estar bien.

- Y la casa de la Cihua? Le pregunté 

- La cuidarías tú? Se quedaron allí los pollos, pobrecitos, o te los llevas dónde Kaan.

- Los voy a cuidar, Kiki. Esa casa es de Pon, y cuando nos separen podrás volver ahí a vivir con ella, si quieres.

- Preferiría que Pon viniera al Mapu conmigo. Pero que sea ella la que elija. Adiós Guadalupe.

- Adiós Quicré.

Y Kiki bajó la pirámide, subió a su caballo pinto y se marchó de mi vida.


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