GATO PERSA, LA MUCA INSANA



miauuuuuuuu

jueves, 30 de enero de 2025

Tepeu

La nación iroquesa es un remanso de paz. O lo que es igual, no pasa nada, es pinche aburrida. 🤣😝 Pero mi casa había sido terminada, lo que condujo irónicamente a acercarnos más a Jay y a mí. Y también contribuyó a qué todo el pueblo se enterara que estábamos cogiendo, porque ahora nos la pasábamos entrando y saliendo de la casa de uno a la del otro y haciendo cosas no tan decorosas en los trayectos. Pero lo importante es que ya no le estaba ocultando cosas. Así que le pregunté.

- Jay, tengo que ir a ver a Ningghizida.

- Quién es ese?

- Nuestro tío, o mejor dicho, es tío de mamá, es el que está reemplazando a Quetzalcóatl.

- Para qué?

- Es el que me sacó a Pocahontas. Yo sospecho que había alguien más 

- Otro parásito?!

- Sí. Y quiero confirmar si es verdad. 

- Te puedo acompañar?

- Yo creo que sí. Sí, no quiero ir sola, ven conmigo.

Y esta vez si recordé el camino y llegamos al castillo del Quetzal y encontramos a mi tío Ningghizida, él no parecía sorprendido de verme.

- Hasta que te animaste a venir, Guadalupe. Estás lista entonces para verlo?

- A ver a quién?

- Pensé que Ah Puch te lo había contado y que habías venido justamente a visitarlo.

- A quién visitaría si tú mataste a Pon?!

Ningghizida hizo un gesto de desprecio, como si haber matado a Pon hubiera sido deshacerse de un bicho. 

- A tu hermano. Pobre criatura. Estaba en un estado de animación suspendida. Posiblemente estuvo así años de años. Tu padre se compadeció de él y le dió energía para sacarlo de ese estado, lo tuve en observación varios días y finalmente, revivió. Claro, no puede ser un humano, pero vivió. Lo mandamos con Xolotl.

- Entonces sí es cierto, él existía!!

- Porqué no te lo dijo Ah Puch? 

- Me fui de casa, y estoy viviendo lejos ahora, pero si él hubiera querido habría encontrado la forma de decírmelo.

- Quieres verlo entonces?

- Sí, llévanos.

Recién Ningghizida reparó en Jay a mi lado, quien, creo que de los nervios, me había tomado de la mano.

- Este chico es hijo de Cihuacoatl, verdad?

- Soy Hiathawa, de la nación iroquesa, se presentó él.

- Puede venir, también es su hermano.

Y llegamos a Xolotlcan, el paraíso terrenal, sin humanos. Xolotl se alegró de volver a verme, se ve que no lo visitan mucho.

- No hay muchos reptiles aquí, tenemos lagartijas, caimanes, incluso iguanas. Pero serpientes, es el primero. Deberías ponerle un nombre, tu padre no lo hizo. 

- Tepeu. Su nombre es Tepeu.

- Pues conócelo.

Y fue así que al fin lo ví. Una hermosa serpiente verde esmeralda cuyas escamas brillaban con reflejos nacarados. Del tamaño de una persona. Allí en Xolotlcan, la única en su especie. Este sí que era la serpiente del jardín del Edén. 

Tuve algo parecido al miedo, me abrumó la idea de escuchar su voz. Pero era aguda y suave, como la tienen todos los hijos de Ah Puch.

- Lu... pi...  ta.

Me derrumbé, me acerqué a él y me senté en el piso a su lado, y dejé que reptara entre mis manos, por mis hombros, como si fuera un abrazo. 

Xolotl habló:

- Todavía no se comunica bien, ya sabes, necesita práctica. Pero está tranquilo aquí, ya que no es humano, la maldición de tu padre no lo corrompe, él estará bien.

Jay se acercó a levantarme, me puso sobre mis pies con delicadeza.

- Lupita, vámonos ya a casa.

Pero yo no le hacía caso, estaba hipnotizada por el vaiven de la serpiente. 

- No me voy a ir.

- A veces pasa, dijo Xolotl a Jay, a algunos les cuesta nada irse y a otros hay que arrastrarlos. Qué bueno que no vino sola, querido muchacho, llévatela. 

Jay no se hizo de rogar. Me levantó en peso y me llevó al hombro. Yo sólo lloraba mirando hacia atrás. 

- Vamos a casa, Lupita, descansa y estarás bien. 



No hay comentarios: