Salí a dar la vuelta y decidí ir a ver a Kaan, se me ocurrió una idea buena. Llegué y le toqué la puerta. El ya sabe cómo toco yo, con golpes chiquitos. Salió y me abrazó, mientras tenía mi oído cerca de su boca me susurró.
- Tú estuviste ahí, verdad?. Ni siquiera me avisaste.
Me separé de él y sonreí.
- Sí, estaba ahí. Que bien estás. Eres más guapo que en los videos.
- A mí también me hubiera gustado verte, no crees?
- No. Para qué?
El y yo sabíamos, que no hubiera sido ninguna buena idea. Que si nos hubiéramos podido ver y tocar en el real, eso no habría acabado bien. Para qué... Tentar a la suerte?
Cómo si hubiera llegado a la misma conclusión en el mismo momento, Kaan movió afirmativamente la cabeza un par de veces, sonrió tristemente y me dió un pequeño beso en la frente, mi nuevo beso de hermana chiquita. Eso es todo lo que obtendré de él ahora y está bien.
- Vine porque te quería pedir que me dieras algo.
- Qué podrá ser?
- Tendrás contigo todavía las gemas de Pon?
- ... Para mí son tuyas. Me recuerdan a tí, las- ocasiones en que las hicimos. No me importa que fueran de Pon. Son nuestras.
- Pon antes de morir dijo que su única hija era la última gema, que tuvo con Kiki. Me cedió la maternidad de todas las demás entonces. Así que, legalmente son mis gemas. Tú no vas a hacer nada con ellas, dámelas.
- Y tú qué vas a hacer?
- Kaan, sabes que ahora ya no puedo tener más gemas. Tal vez, en el futuro, tenga la oportunidad de criar esas.
- Con Jay, verdad?
- No sé. Con alguien. En el futuro. Por si acaso.
- Porque Jay no se haría problema de criar a mis hijos. Y se parecerían a ustedes, porque al final todos somos hermanos.
- No te digo que específicamente con Jay, porque no lo sé, Kaan.
- Ojalá que sí. Está bien, déjame traerlas.
Me di cuenta entonces que habíamos estado conversando en la puerta y recién me estaba haciendo ademán de que pase y me siente mientras iba a buscar las gemas.
- Qué estás buscando? Qué le vas a dar?
Escuché preguntar a Huitzin. Y fue ella la que salió con el cofre en la mano.
Se acercó a mi, y me lo alcanzó.
- Revisa si están todas.
- Eran cinco.
- Sí, cariño, las recuerdo. Yo también estuve ahí.
- Quieres decirme otra cosa?
Me dió un abrazo lleno de emoción y me sostuvo una mano por un momento.
- Estabas en ese concierto y no le avisaste. Hasta el último momento le juraste que no ibas a ir.
- Si bueno. Al final cambié de plan.
- Igual no se lo dijiste.
- Tú sabes, yo respeto mucho... al esposo de mi hermana.
- Gracias, Luz, lo sé. Por eso te quiero tanto. Espero que puedas pronto criar estos niños con alguien que te merezca.
Kaan salió a despedirse.
- Cuídate, Luz.
Les di un beso en la mejilla a cada uno y me fui. Con mis 5 recuerdos de Kaan.
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