- Es esa la Lucía?! Escuché la voz de Rosi.
- Yo que sé! Respondió Hatti, con voz de yo no tengo la culpa.
Se demoraron todavía en abrir y estaban todavía mal acomodados. Rosario aún sacudiéndose la falda se me hizo la digna.
- A pero a qué estás jugando tú, a los indiecitos?
Reparé en mi vestimenta típica iroquesa.
-Ah sí, a los indiecitos. Ahora vivo con nativo americanos.
- Bonito, Lucía. Allá te llevaste a Kesh? Mira que bombazo fue ése, que te volvieras a ir, no sorprende, pero que se fuera Kesh!!
- Qué bueno que me hizo caso y se largó.
- No está contigo?!!!
- No, Rosi. Se fué solo.
- Pero porqué se iba a ir solo?!
- Para alejarse de Daya y del daño que le hace.
- Estás tú loca, si mi madre adora a Kesh!
- Lo adoraba demasiado, Rosi. Daya ama demasiado a sus hijos varones. Tú marido no es el único...
Se me quedó patidifusa un rato Rosario, pero ahí estaba el Hatti para contraatacar.
- Marido, qué marido, Rosi, tú me dijiste que te habías divorciado.
Rosario solo atinó a hacerme una mueca para que le salve las castañas.
- Ex marido, Hatti. Hablábamos cosas de los gitanos. Pero ahora necesito pedirte un favor es algo urgente mientras dura el puente planetario.
- Ah vale, que me invitas a irme, ya entendí. Todavía se despidieron de besitos volados y tonterías. Que no me vea yo así con el Jay por favor.
- Es un amor Rosario, Lucita. Gracias por enviármela.
(Yo no te envié nada, pero haré como sí para que me debas un favor)
- Necesito usar el puente planetario.El que lo está custodiando es...
- Ozu, sí lo conozco. Quieres pedirle permiso para cruzar el puente, dónde vas?
- A Europa Júpiter.
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- Mire mi pana, el asunto es, ésta es mi tía, que el amor de su vida fue exiliado a vivir en Europa Júpiter y necesita verle una vez más para decirle algo muy importante sobre los hijos que tuvieron que también están allá. Y tiene que ser ahora, aprovechando el puente planetario, porque su familia se interpone y no los deja comunicar por otros medios.
- Y quién es el tipo?
- Andrés Calamaro, dije yo.
- Que Andrés Calamaro no está en la tierra?
- Tú igual de despistado que el Alejandro Sanz, Hatti. Andrek está en Europa Júpiter desde 2017.
- Andrek, el Juglar del Mar? Preguntó Ozu.
- Juglar del Mar, sí, había vidas que se hacía llamar así, cuando era pirata o vivía en las costas. Sí.
- Estuve por ahí y hay canciones, de un Juglar del Mar que era humano y llora su verdadero amor que se quedó en la Tierra. ¡¿A poco eres ella?!
- Supongo que sí.
- Pero porqué no me lo dijiste así?! Si es una tremenda historia de amor!!! Yo mismo te voy a llevar!.
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Fuimos atravesando portales hasta llegar a este mundo de superficie helada. Estábamos en una construcción, que era como un centro de comunicación y/o abastecimiento, para que la gente del agua se comunique con la superficie.
-Tendremos que llamarlo y que venga aquí, es mucho más fácil. Transmite tu mensaje.
- Para Andrek, vine a verte, estoy en la central, de parte de Lucecita.
- Bien, lo retransmitiremos para que llegue a la ciudad submarina, y tú irás a esperarlo a una de las cápsulas.
Bajamos en un ascensor y me hicieron entrar a una habitación que parecía más bien de visita de cárcel, con un muro y un vidrio que daba al mar.
Y ahí lo ví. Estaba tímido, porque odiaba la idea que lo viera en su verdadera apariencia, pero igual había venido. Se acercó a la ventana y apoyó la mano contra el vidrio.
- Mi Lucecita...
Y fue que lo entendí. Sentí que lo quería muchísimo, y que lo había extrañado. Pero esa pasión obsesiva, esa necesidad desde el fondo de las tripas, ese amor odio corrosivo y tóxico que me destrozaba la piel, qué cosa para más ajena, para más lejana.
- Andrek. Te contaron algo sobre mí, mi familia mexica?
- No tuve ninguna noticia sobre vos.
- Éramos dos, siempre fuimos dos. Hermanas fusionadas. La mujer que te amó se llamaba Pocahontas, hija de Chicamac y Cihuacoatl. Era mi hermana parásito, vivía dentro de mi y algunas veces, tomaba el control. Ella es la madre de tus hijos, los 22. Ella era de sol y su totem era un gavilán, y si hubiera tenido un cuerpo propio habría sido la tzizimime heredera de la sangre de Coatlicue.
- No te entiendo nada. Qué dos? Qué otra mujer? Sólo te veo a vos!
- Andrek, mi hermana te amó muchísimo. No quise que muriera, tenía que sacármela porque me estaba matando ella a mí. No sentiste alguna vez que no me comprendías, como podía algunas veces actuar de formas tan diferentes? Tan bipolar, como si fuera dos personas distintas?
- Todo el tiempo. Todo el tiempo, y me volvía loco, pero aprendí a amarte, como fuera. La única mujer que amé de verdad.
- No era la única, siempre fuimos dos, Andrek. Yo soy muerte, hija de Ah Puch y ella era sol, hija de Chicamac. Tus hijos Andrek, son de ella. Porque las hijas de Ah Puch somos estériles. Ellos son hijos de sol y mar. Disculpa que te diga esto así de pronto. Fue hace dos años que me comencé a enterar y mis hermanos me impedían ponerme en contacto contigo para contarte
- Yo te estoy viendo y sigo sintiendo lo mismo por vos. Más dulce... La Lucecita acogedora, tierna, reconfortante, la que me hacía desear no ser tan cabrón. La Lucecita por la que a veces quería cambiar.
- Debo volver, Ozu me está esperando para atravesar de regreso el puente planetario hasta la tierra. Perdóname Andrek, yo no maté a Pocahontas, fue Ningghizida.
- Te amo.
Yo lloré, me partía el corazón no poder decirle lo mismo con la misma convicción.
- Siempre te recordaré, Andrek.
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