- Entonces, mi Kesh, te puedo preguntar una cosita?
- La que tú quieras.
- Conocerás tu una chica llamada Meadow Rain?
Kesh se atoró con su té y tosió. Tosió un par de veces más para recobrar la compostura.
- Quedaron hojitas en el fondo.
- Si la conoces, verdad?
- Tú la conoces?
- No. Sé que es una niña, de la mitad de tu edad.
Kesh se ponía nervioso, se fue tapando la boca con una mano, incómodo.
- Y cómo sabes eso?
- Pues porque conozco... a su mamá.
- A su mamá...
A Kesh se le fue todo el color del rostro, los ojos se le fueron al techo en una expresión tortuosa de trágame tierra.
- A su verdadera mamá, me refiero, no a su papá que...
- No lo digas, por favor, no lo digas!
- Está bien, te lo voy a ahorrar. Sólo que sepas que ya tengo una buena idea de ese cuento.
Kesh se pasó las manos por la cara, por el cabello. Volvía a hundir la cara en las manos. Estaba hecho una desgracia.
- Quieres agüita?
Me miró de reojo y movió afirmativamente la cabeza. Le traje agua y esperé que se calmara.
- Conoces a su mamá?
- A la madre de Meadow Rain, sí.
- Entonces, sabes porqué me siento un idiota y me estoy muriendo de vergüenza?
- Creo que sí.
- Quien es su madre?
- Mi mejor amiga, Lilith.
- No. Entonces, se estuvieron burlando de mi. Se echaron unas risas, verdad?
- Una tumba voy a ser sobre eso. Nunca más saldrá ese tema de mi boca. Ven.
Aparté las manos de su cara e hice que me mirara.
- Nadie se va a burlar de tí, haremos que se olviden de sus rumores y tonterías. Vamos al pueblo, o no quieres que te vean conmigo?
- Si no quiero que me vean?. Que me vea todo el mundo! Que quiero ir a lucirte como una presea.
- Entonces vamos! Y que el nuevo chisme sea, Lucita volvió al Rom, de la mano de Kesh.
- Se les va a caer la mandíbula al piso. Y voy a ganar tres apuestas.
- Pues que así sea.
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