Cuando llegamos a mi antigua casa, la que me dió Daya, nos dimos cuenta de inmediato que estaba muy deteriorada y no me podía quedar ahí.
- vamos a mi casa, dijo Kesh. Te quedas unos días, en lo que te ayudo a reparar la tuya.
- Pues, no tengo mejor sitio donde ir.
Así que hacia su casa nos fuimos, ese paraíso del turkestán, enclavado en el corazón del Rom.
- Pues, aquí la tienes, pasa, siéntete cómoda.
- Siempre me había sentido cómoda en la casa de Kesh, como si fuera la mía. Pero justo ahora no.
- Gracias Kesh.
- Quieres té?
- Claro.
Me trajo el té. Se me quedó mirando, se le notaba que quería hacerme una pregunta y no se animaba.
- Dime, qué necesitas?
- Es solo que noté, estás engemada, no?
- Ah, eso. Sí, le falta uhm, 10 días.
- De Kaan, supongo.
- No. Es de Quicré.
Kesh hizo una mueca de incredulidad, que intentaba expresar ¿¡pero qué me estás diciendo?! 😐😨🤯
- Te seguías acostando con tu marido, mientras le ponías los cuernos con tu ex marido, y su esposa?. Y te engemaste. Kesh estaba evidentemente en el límite de ya no soportar.
- Yo no! Fue Pocahontas, mi hermana. Ella está enamorada de Quicré. Y él de ella, en realidad.
- Te explicas mejor?
- Bueno... Te contaré.
-------
- Y entonces, Quicré y Pocahontas, hicieron una gema, en tí, sin pedirte permiso y mientras estabas inconsciente.
- Supongo que sí... Suena mal, verdad?
- Suena terrible, porque lo es. Eso es una violación, Lucita.
- Nooo... Quicré era mi esposo. Si me lo hubieran dicho, fácil les habría dicho que sí.
- No importa que era tu esposo, te molestaste, y estaba bien que estuvieras furiosa, no lo minimices. Si veo a Quicré, le voy a romper la cara.
- Déjalo así.
- Esa gente no paró de hacerte daño y no te das ni cuenta. Tenías que haberme llamado antes, te habría sacado de ahí.
- Tú? Tú estabas ocupado con tu azul. No me digas que no había una, porque yo te oía hablar con Numal.
- Está bien, si había una. Pero ya no. Ya la dejé.
- Te hicieron dejarla, que es otra cosa.
- Da igual.
- A mi me hicieron dejar a Kaan una vez. Y luego volví.
- Yo ya no puedo volver. Tampoco quiero
- Yo tampoco. Quiero pasar a otra cosa. Pensar en algo más.
- Exactamente. Lucita, lo de que siempre te quise, si era verdad. Tal vez, no siempre, pero si durante mucho tiempo. Hasta que me cansé de esperarte... Cuánto tiempo más me harás esperar?
Sonreí. Lo busqué y nos besamos. De pronto me volví a sentir a gusto como en mi propia casa.
Me encanta la cama de Kesh. Es tan cómoda y cálida, tan suave y tiene tantos cojines.
Pon, se dignó después de varios días a volver a hablarme, solo para insultarme. Desde el interior de mi cabeza solo la escuchaba gritar.
- Es en serio, Lucita?! Ya estás con otro tipo!!!? No te creo, eres una PUTAAAAA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario